Esto artículo te interesa: ¿Conoces el síndrome del naufrago?
Si a menudo sientes que tienes que ser rescatado y sientes que no puedes hacer nada por cambiar tu situación, sufres el llamado síndrome del naufrago, que se caracteriza por los siguientes comportamientos, para los que te doy un antídoto en el decálogo de más abajo:
Esperas a que algo sorprendente pase en tu vida pero nunca llega.
Te sientes muy solo y cada día estás más ensimismado contigo mismo. Ya no ves a los demás, pero están junto a ti esperando a que los veas.
No crees que cambiar tu situación dependa de ti en absoluto, se lo dejas al destino y a sus designios inescrutables.
No buscas dentro de ti las soluciones, ni siquiera sospechas que pudieras ofrecerte a ti mismo soluciones.
No valoras el paraíso en el que estás, porque solo echas de menos lo que no tienes e ignoras deliberadamente las maravillas que se abren ante tus ojos.
Esperas un milagro, un milagro concreto y el resto no lo valoras por lo tanto los milagros no existen para ti.
Has perdido toda esperanza en ti mismo y en tu suerte.
Sigues haciendo las mismas cosas que no dan el resultado que esperas, pero las repites una y otra vez sin obtener el resultado esperado
Ya no crees en nada. El problema es que has dejado de creer en ti, en tus fortalezas, en tus posibilidades.
Miras al horizonte esperando algo mejor que lo que ya tienes, algo que está por venir y no disfrutas del día a día.
¡Vives esperando a ser rescatado, pero el rescate solo puede venir de ti mismo, de tu interior, de creer en ti, de tu fuerza, de tus firmes creencias y de la revisión de tus valores y de apoyarte en ellos para tomar decisiones!
Lo sorprendente nunca viene del exterior, lo sorprendente viene de dentro, de ti. Busca en tu interior cada día. Dedica al menos 15 minutos a meditar.
Retoma las relaciones con las personas que te aprecian y que te hacen sentir bien. Aquellas que te apoyan y te llenan de energía positiva.
Pon en marcha pequeños planes de acción que te ayuden a acercarte cada día un poco más a tus metas, tus sueños, tus ilusiones. Lo que te hace feliz de verdad.
Sopesa alternativas, pros y contras de todo lo que deseas hacer. Busca las ideas más disparatadas sin bloquear ninguna por mi loca que te parezca, esto te ayudará a hallar soluciones nuevas a viejos problemas.
Valora más lo que tienes, lo que te rodea. Míralo con nuevos ojos como si fuera la última vez que puedes tenerlo a tu alcance. Eso hará que lo valores más y que te llene más.
Si te fijas, te das cuenta que los milagros están ocurriendo constantemente a tu alrededor. Cada día que abres los ojos ya es un milagro en sí mismo.
No te das cuenta de que la suerte se puede crear y que las cosas vayan a tu favor, depende de que creas firmemente en ello y te pongas manos a la obra con lo que está a tu alcance hacer. Así de sencillo, así de fácil.
Prueba a hacer las cosas de diferentes maneras y empezaras a tener otros resultados, unos esperados y otros no, pero siempre serán sorprendentes, ya que serán distintos a lo que obtienes cada día de repetición sin sentido.
Si te analizas bien te darás cuenta de que tienes un montón de fortalezas, de habilidades, de cosas que sabes hacer muy bien. Tienes dones, todos los tenemos!!! y un muchas posibilidades de ponerlos en práctica.
Mira y distingue lo que tienes delante y que tanto puede hacer por ti, si empiezas a tomar decisiones sobre lo que ya no te sirve, lo que no te hace feliz, lo que no te rescata de la vida que llevas. Y quédate con lo que te sirve, lo que te hace falta, lo imprescindible para ser feliz. Desecha todo lo que te estresa, o la forma en la que te estresa.
Si este identificas con estos decálogos pero no sabes cómo poner en práctica las soluciones a tus síntomas de naufrago, pide ayuda a personas especializadas, psicólogos, coach, terapeutas, que te pueden ayudar a poner en práctica una vida mejor y a dejar de sentirte como un naufrago.